Mineros

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Los Mineros y un Rescate

Nunca en la historia del mundo se había visto tal cosa. Y el mundo entero lo vio en vivo; 33 mineros rescatados de más de 600 metros de profundidad después de 69 días de estar enterrados vivos. Ningún edificio en el mundo alcanza en altura la magnitud de la profundidad del entierro, salvo uno – el recién terminado Burj Dubai.

La imposibilidad de escapar de su calurosa, húmida y entenebrecida prisión agarró fuertemente a los 33 durante los primeros días. Sin embargo, a los 5 días una vibración, un sonido de martillo golpeando la roca de su cárcel, despertó esperanza en los presos. Luego el son de 9 sondajes atravesando los 688 metros que separaba su refugio de la libertad encendió la gratitud en sus corazones pues alguien les quería – y les quería salvar. Su total dependencia de las buenas intenciones de los de arriba no les era desconocida; la complejidad del rescate tampoco. ¿Llegarían antes de la muerte por hambre? Aún con raciones minúsculas cada 48 horas el atún no duraría más de 20 días…

El primer sondaje les pasó de largo. No encontró ninguna galería. A los 17 días, la segunda fue certera – penetrando el cielo de su refugio. La abrazaron. Una luz de esperanza penetró su oscuridad. En letras escritas en rojo enviaron un mensaje de sobrevivencia a la superficie. Dos sondas más llegaron al lugar. Ahora con la provisión de alimentos, agua y comunicación por las tres palomas los mineros fueron en efecto salvos – salvos en esperanza sí – esperando el día de ser sacados de las tinieblas y trasladados a la luz.

El día llegó mucho antes de que se pensara. En la superficie una nación se organizó y se puso a trabajar incansablemente. Con la ayuda de otras naciones y las oraciones de creyentes en muchas naciones el mundo fue testigo en vivo del Gran Rescate efectuado en la mina de San José en el norte de Chile. La emoción del momento unió el mundo entero. Una pequeña nación, recién golpeada por un gran terremoto, se llena con orgullo al efectuar tan gran hazaña.

Un pequeño hijo de minero esperando con su mamá para la próxima cápsula en que subía su padre respondió con certeza al Presidente de la República cuando le preguntó, ¿y cómo fue salvo tu papi? ¡Dios!, dijo el pequeño.

Un Rescate Más Grande

Es que Dios amaba a los 33 y a sus familias. Es que Dios ama al mundo. La magnitud de la grandeza de su amor se hace evidente en el más grande rescate este mundo jamás ha visto.

La humanidad entera está enterrada viva en una mina de maldad que surge del corazón humano. Buscando paz y felicidad el ser humano se hunde siguiendo la brújula de sus sentimientos y voluntad propia. El pecado, cual veta de mineral que brilla, hace alejar al hombre de su creador – y lo extraído no satisface – y el hambre se agudiza.

Pero alguien te ama – y te quiere rescatar. Hay esperanza. El mensaje del evangelio es cual sonda que penetra desde arriba hasta la cárcel de tu existencia. Dios en la persona de Jesús comprueba su amor a ti, el perdido. Él te quiere salvar y él te puede salvar. El costo de tu rescate no desanimó a Dios pues no escatimó ni a su propio Hijo sino que lo entregó – para llevar tu pecado en su cuerpo sobre el madero. No dudes en reconocer tu necesidad de un salvador. Abrázalo. No esperes más. Arrepiéntete y cree las buenas nuevas. Serás salvo. Estará escrito en rojo – “estoy bien, en el refugio de Cristo quien murió por mi”. Y pronto él mismo descenderá a las nubes para completar el rescate. Seremos arrebatados – no uno por uno – sino todos los rescatados en un abrir y cerrar de ojos. Iremos con él para estar con nuestro Salvador para siempre. Pero ojo, el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36

Pues de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna.  – Juan 3:16

-Andrés Kluge